Cartas Filosóficas

Estoicos y románticos

Estoicos y románticos Carta al poeta y gran amigo Ricardo Sardo.

Hermano, todos los cambios y mudanzas son traumáticos. Sobre todo para la mujer. En el varón hay algo de aventurero, de marinero sin anclas ni raíces, de fugitivo. Pero la mujer necesita seguridad y arraigo. Es la creadora del hogar, y es natural que así sea. Por eso –creo- es razonable que el hombre prepare el terreno antes (perdón por este tono moralista y arrogantón que se me pegó de leer a Cicerón y a Séneca estas últimas semanas)… Es un placer leerlos, pero el...

Certeza…

Certeza...

 Meditación en torno a una palabra

Certeza... una y otra vez paladeo esta divina palabra, que muy pocos verdaderamente conocen en vida. Certeza... es lo que busca el filósofo, el científico, el religioso, el amante, el místico.

Por esta palabra se desangran las civilizaciones, se desviven los sabios, se desvelan los poetas, se desnudan y aman los cuerpos, se desentierran los tesoros antiguos, se descifran las lenguas remotas, se pesan en balanzas de bronce las arenas del mar... Por esta palabra, el astrónomo se pasa la vida con el ojo...

Golondrinas, Aves de la Esperanza…

Golondrinas, Aves de la Esperanza...

Carta que pudo escribir el humilde campanero de San Juan de Capistrano, Paul Arbiso, quien durante toda su vida anunció la llegada de las golondrinas a ese lugar de Estados Unidos en el que vivía desde los quince años de edad.

Paul Arbiso, que había nacido en 1895, murió el 16 de noviembre de 1994  en la misión de San Juan Capistrano, a los 99 años. Un indio juaneño llamado Aku le había enseñado a tañer las campanas. No se designó sucesor.

Golondrinas, aves de...

La Catedral de Sevilla

La Catedral de Sevilla

Nota de Viaje

 

En Sevilla fui presa de un encantamiento que no he sentido jamás en otro lugar. Me era una ciudad extraña y conocida a la vez; "yo estuve aquí", me decía el primer día, mientras me perdía en sus calles... En esas calles que parecen haberse perdido ellas mismas de puro retorcerse aquí y allá, y subir y descender, como si obedecieran a un destino superior, pleno de belleza y alocada libertad. Andando y desandando esas calles encontraron su rumbo Cervantes, Mañara, Bécquer, Magallanes, Lorca......

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