“No es verdad que hay más pobreza y deterioro de las condiciones sociales. Hay que evitar los análisis demasiado pesimistas sobre la situación actual”, dice el economista Aldo Ferrer, para quien el país se encuentra en un momento histórico afortunado, debido a la recuperación notable de la economía y a una mejora considerable del nivel de empleo.

“Además –agrega, optimista–, hay solvencia fiscal. Ya no dependemos del financiamiento externo y hay política monetaria, gracias a que el sistema está pesificado.”

Sin embargo, Ferrer advierte que todavía sufrimos las consecuencias del desguace del Estado, ocurrido en los años 90, y dice que estamos ante “el desafío de poner la Argentina real a la altura del país posible”, y que, para tener una visión positiva, “hay que mirar la película de la realidad, que es dinámica, y no quedarse con la fotografía del presente”.

Aldo Ferrer es doctor en Ciencias Económicas. Fue ministro de Economía y Hacienda de la provincia de Buenos Aires (1958-1960), ministro de Obras y Servicios Públicos de la Nación, en 1970; coordinador de la Comisión Organizadora del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (1965-1967), ministro de Economía y Trabajo de la Nación (1970-1971), presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires (1983-1987) y director de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Actualmente es miembro director de la petrolera estatal Enarsa y economista del Plan Fénix. Su último libro es Historia de la globalización: orígenes del orden económico mundial , pero su obra más famosa sigue siendo Vivir con lo nuestro , de 1983.

-La Argentina parece progresar económicamente, pero ese progreso no se refleja en la educación y la salud públicas. Cada vez hay más niños pobres en las calles y los actos delictivos se multiplican. ¿Cómo lo explica?

-Hay que diferenciar entre lo que es una visión estática y una visión dinámica. Si vemos la fotografía de la realidad, encontramos lo que usted dice: una proporción de pobreza exagerada en un país como éste, y problemas gravísimos en cuestiones de salud y educación. Pero con una visión dinámica se advierte que ciertas tendencias cambiaron. No es verdad que hay más pobreza y deterioro de las condiciones sociales, sino todo lo contrario. Gran parte del deterioro de nuestro país se explica por el proceso de desindustrialización que hemos sufrido y por el aumento espectacular de la tasa de desempleo. Esto ha cambiado con la recuperación notable de la economía en los últimos cuatro años y la reducción del desempleo a la mitad. Pero subsiste una situación de arrastre compleja, que es nuestro gran desafío actual.

-El Estado posee una aerolínea que no tiene vuelos (Lafsa) y una petrolera que no tiene petróleo (Enarsa). ¿Se puede hablar igual de capitalismo nacional?

-Enarsa se creó en un escenario en el que todo el sector energético había sido privatizado y en buena parte extranjerizado. Con la creación de Enarsa, la Argentina va a poder (gracias a contratos ya existentes) activar la exploración de la plataforma submarina, que es algo pendiente en nuestro país. Y en cuanto al capitalismo nacional, es algo que se construye con empresas privadas nacionales. Las nuestras han sido muy afectadas en el proceso masivo de transferencia de los principales activos a filiales extranjeras. Acá, lo fundamental, a mi juicio, es volver a rescatar el concepto nacional del desarrollo.

-¿Puede crecer nuestro país a pesar de la magnitud de su deuda pública?

-Actualmente, el país ha recuperado el comando de su situación y está pagando la deuda con sus propios recursos. Ya no depende del financiamiento externo. Es una situación inédita en la historia contemporánea de la Argentina. El tipo de cambio está bajo control y el sistema monetario está pesificado, es decir que ahora hay política monetaria, cosa que no había cuando el sistema estaba dolarizado. Además, hay solvencia fiscal.

-¿Qué tendría que suceder para que la clase media argentina subsistiera?

-En la década del 70, el país fue azotado por la violencia y por un cambio de políticas que llevaron a la apertura indiscriminada, a la sobrevaluación cambiaria y a privilegiar lo importado sobre lo nacional. Todo esto provocó desindustrialización, aumento del desempleo y de la crisis social. En ese escenario se produjo el achicamiento de las condiciones de vida de la clase media, el aumento de la tasa de desempleo y de la pobreza. Pero ahora la historia cambió, y esto se percibe si sabemos mirar la película de la realidad, que es dinámica, y no la fotografía del país, que es algo estático. Si vemos la fotografía, la situación social sigue siendo delicada. Si vemos la película, advertimos una recuperación notable de la economía, una mejora considerable del nivel de empleo y una mejora, incluso, de los principales indicadores sociales: pobreza, indigencia, etcétera.

-Las fotografías en blanco y negro de la crisis social argentina, y de la corrupción política, ¿son menos reales, entonces, que las películas technicolor sobre nuestra situación que producen organismos oficiales como el Indec?

-Yo no comparto la idea de que las cosas están peor, o que están empeorando. Yo creo que las cosas están mejorando moderadamente. La situación de base sigue siendo delicada, pero no puede decirse que haya más chicos pobres, más pobreza, más desnutrición, más desempleados, etc. Todos los indicadores señalan lo contrario. Incluso, las encuestas revelan que las expectativas de la clase media han mejorado. Yo creo que las estadísticas y muchas encuestas tal vez no están hechas con toda la prolijidad técnica que corresponde, pero también creo que revelan en cierto sentido una realidad, y que tienen un cierto grado de credibilidad.

-Esa película argentina, ¿es un cortometraje o un largometraje?

-Las dos cosas. Yo percibo un cambio de paradigma, no sólo acá, sino en toda América latina.

-¿Los argentinos estamos viviendo mejor que en la década pasada?

-Yo creo que estamos viviendo menos mal que antes.

-¿Se considera una persona libre e independiente en sus opiniones?

-Bueno, ésa siempre ha sido mi actitud. De independencia, claro.

-¿SON EFICIENTES LAS EMPRESAS ESTATALES?

-Bueno, ya no quedan prácticamente empresas del Estado. El Estado argentino deja mucho que desear, pero de ahí a desmantelarlo, como sucedió… Eso no es lo que pasó en otros países que andan bien, como es el caso de Chile, donde el Estado no es un enemigo público, sino todo lo contrario. Ahora sufrimos las consecuencias de ese desguace. Por ejemplo, en el sector petrolero, nosotros rifamos el acervo tecnológico que había acumulado YPF, a diferencia de los brasileños, que, con Petrobras, siguieron desarrollando su tecnología nacional. Los países se construyen desde adentro hacia fuera, volviendo sólidas sus instituciones, y a partir de liderazgos con vocación de acumulación de poder dentro del propio espacio, y no con comisionistas de agentes trasnacionales. Sólo les va bien a los países que son capaces de decidir su propio destino, los que son capaces de cohesionar espacios creadores de conocimiento y de impulsar iniciativas privadas.

-Usted ha tenido un papel protagónico en nuestra historia económica. Si tuviera que hacer una autocrítica, ¿cuál sería?

-¿Autocrítica?… Mire… [se ríe]. Cuando yo observo mi trayectoria, tengo que decir que he sido bastante coherente desde mis tiempos de estudiante. Siempre sostuve una visión social del desarrollo, un fuerte énfasis en lo nacional. Yo escribí Vivir con lo nuestro , que tuvo un éxito impresionante, y que refleja muy bien lo que pienso.

-¿LO VOLVERÍA A ESCRIBIR?

-Desde luego. Todos los días, porque los países crecen viviendo con lo suyo. Ese título fue exitoso porque me permitió concentrar en pocas palabras mi mensaje. Somos un país de enormes recursos materiales y humanos. Sólo tenemos que lograr, de una buena vez, consolidar las instituciones de la democracia, tener una visión nacional del desarrollo y desplegarla en políticas que abran oportunidades para todos. Este fue siempre mi pensamiento, y cuando me leo me veo constante en esa línea. Y, ¿quiere que le diga algo? Yo creo que estoy en lo cierto. .

Por Sebastián Dozo Moreno
Para LA NACION

http://www.lanacion.com.ar/900040-todavia-sufrimos-las-consecuencias-del-desguace-del-estado

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