Descendimiento
Descenderé a la cima de mí mismo,
que es un monte invertido el alma mía
que acaba en algún punto del abismo
con el que no me atrevo, y me domina.
La altura está en el centro de mi fondo.
Habré de despeñarme cuesta arriba
con el claro furor vertiginoso
de un nuevo rendimiento sin caída.
Mientras me eleve en pos de mi descenso
más quieto será el aire y más sonoro,
y más blanca también y más sin hielo
la nieve sideral de mis cenizas.
Al amor de su fondo se enardezca
el carbón estelar que ardió en mi pecho,
lo llevaré hasta el fuego de la hondura
en la tumba sellada de mi diestra.