El Ermitaño del Acantilado
Es de noche. Durante todo el día me he sentido exhausto, pero siento la urgencia de escribir unas líneas. Tengo la idea angustiosa de que aquello que no escriba hoy, ya no podré escribirlo ni mañana ni nunca. Esto que a alguno puede resultarle una obviedad intrascendente, es para mí una experiencia límite: el presentimiento de la muerte inminente.
Cuando se llega a mi edad ya no se tiene la prepotencia de creer que la vivencia del mañana es un derecho propio absoluto, o bien, que es una...